Daredevil

Reseña de la primera temporada de Daredevil (sin spoilers)

27 Abr 2015 – 05:00 PM EDT

La primera de las cuatro series (y una miniserie) que Netflix producirá conjuntamente con Marvel Studios, llegó con toda la expectativa que inevitablemente despierta una nueva adaptación de un popular cómic, sumada además al hecho de estar vinculada al Universo Cinematográfico de Marvel, en el que se sitúan las exitosas películas de superhéroes como Iron Man, Thor, Capitán América y The Avengers, así como las series Agents of S.H.I.E.L.D. y Agent Carter.

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Si bien Daredevil tiene todo el potencial para engancharte y que veas toda su temporada inicial (13 episodios de cerca de una hora de duración) en unos pocos días, aquí te dejamos algunos comentarios sobre ella sin spoilers, en caso de que aún no la hayas terminado.

El Universo Cinematográfico de Marvel como nunca lo viste

Daredevil sorprendió llevando al Universo Cinematográfico de Marvel (MCU) a un terreno nuevo e inexplorado en las películas y series antes mencionadas, con un tono más oscuro y realista, logrando al mismo tiempo una fidelidad al cómic que recompensará a los fanáticos y conocedores de éste, pero haciendo de ella de algo que se extiende mucho más allá del mero género de superhéroes.

Curiosamente, esto último (la parte «de superhéroes») es la menor parte de la serie, pero está esencialmente representado en sus dos grandes antagonistas: Matt Murdock y Wilson Fisk.

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A diferencia del resto de las producciones del MCU, aquí no hay amenazas alienígenas ni elementos mágicos o místicos ni dioses, al menos por ahora, aunque algunas pequeñas referencias a estos hay (plantando por ejemplo los indicios para la próxima serie Iron Fist, que tendrá el misticisimo como parte esencial).

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Aquí, héroes y villanos deben lidiar con cosas más mundanas como complejos asuntos legales, corrupción policial, medios de comunicación, intereses corporativos, la crisis inmobiliaria y la especulación financiera.

La conexión con el MCU se reduce a algunas referencias ocasionales a la batalla de Nueva York (la que vimos en The Avengers), algún chiste respecto a cómo hizo Matt Murdock para vencer a un grupo de villanos armados si no tiene “ni una armadura de hierro ni un martillo mágico” y alguna referencia a “otros mundos”, pero esto ayuda a esa sensación de que es algo diferente de lo que hemos visto hasta ahora.

La serie es además mucho más violenta y “adulta” que el resto de las películas y series de Marvel, pero además de brillantes e intensas secuencias de pelea, la violencia no es tan gráfica como se puede pensar sino más bien sugerida, lo que en cierto sentido es más impactante.

Las secuencias más «gore» (decapitaciones, mutilaciones, cráneos destrozados, etc.) no se filman directamente, no aparecen en pantalla; aparecen en cambio el agresor, el sonido —aspecto fundamental de la serie, debido a la proverbial ceguera del héroe— y la consecuencia. Y esto suele ser muy efectivo.

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Sin apuros

En los cómics, Daredevil supo tener toda una galería de villanos con los que lidiar, muchos de ellos memorables, pero la serie toma inspiración principalmente de la era de Frank Miller en los cómics, quien no utilizó demasiados villanos y fue responsable de que Wilson Fisk se convirtiera en el archienemigo por excelencia de Matt Murdock.

La serie ahonda en los orígenes de estos dos personajes y en historias que se extienden, mediante flashbacks, hasta la infancia de ambos, donde ocurren los eventos traumáticos que moldearon su personalidad y provocaron que se convirtieran en los hombres que son ahora.

Gracias a esto, a que nos brindan un enfoque más profundo y cabal de los dos intrigantes personajes que vamos conociendo, los flashbacks y los episodios que los incluyen se encuentran entre lo mejor de la primera temporada.

Pero la primera temporada de Daredevil no tiene ningún apuro y se toma su tiempo para ir mostrando la evolución de ambos, su aprendizaje. Por eso, no esperes encontrar los nombres de Daredevil (excepto en los créditos) y de Kingpin, ya que ninguno de los dos todavía ha llegado a ser la versión más completa y acabada de su alter ego. Es esta transición de ambos la que más aproxima la serie al género de superhéroes, con su esencial historia de los orígenes, y también la que aporta más tensión y profundidad a los personajes.

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Matt Murdock es por ahora simplemente alguien que se viste de justiciero y sale de noche a tratar de impedir crímenes, pero puede terminar medio muerto abandonado en un contenedor. O puede verse tremendamente afectado por la crueldad de la que son capaces sus enemigos, al punto de ir a buscar el consuelo de una amiga y darse cuenta que no está preparado para la soledad que habitualmente se impone como una necesidad para un justiciero.

Wilson Fisk es un hombre increíblemente poderoso, pero con notorias inseguridades, conflictos y vulnerabilidades.

Los puntos flojos de la primera temporada

El conflicto interno de Matt Murdock, entre las enseñanzas de su padre, su afán de justicia y los problemas morales que implica su incursión como vigilante, todo esto en el marco de su catolicismo, es interesante, pero termina pareciendo repetitivo y no conducir a ninguna parte sobre el final de la temporada.

Wilson Fisk, y en particular la actuación de Vincent D’Onofrio, es memorable. Su forma de hablar y de moverse tienen la afectación justa como para hacerle justicia a un legendario villano salido de los cómics, pero sus influencias políticas y económicas, y las explicaciones de su mente psicópata, lo hacen un gran villano del «mundo real» de la serie.

El flashback a su niñez es esencial, ya que desde entonces no podemos evitar verlo como ese niño, ahora grande (enorme), todavía con esas inseguridades y capaz de explotar en furia asesina en un segundo, pero ahora con una fuerza bruta con la que nadie quiere cruzarse.

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El único problema en su historia es Vanessa, un personaje que funciona como disparador de algunas importantes subtramas y como parte esencial del sentir y actuar de Fisk, pero que no termina por ganarse su lugar propio en la serie y no la llegamos a comprender. ¿Por qué una mujer como Vanessa se enamora de Fisk? ¿Por qué acepta (y apoya) sin cuestionamientos su vida y su accionar? Nunca lo sabremos.

Calidad cinematográfica

Las virtudes visuales y técnicas de la serie se destacan, principalmente, en las secuencias de acción y pelea, y en el manejo de las habilidades de Matt Murdock, sus sentidos mejorados.

La utilización del sonido es crucial, y en las peleas se puede escuchar por ejemplo el desenfundar de un arma o el silbido de una hoja de navaja en el aire, que representa el poderoso oído de Murdock. En los primeros episodios, cuando vamos descubriendo las habilidades de Murdock, resultan fascinantes las secuencias en las que el sonido cobra protagonismo, y podemos escuchar, por ejemplo, los latidos del corazón de alguien que está mintiendo.

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Visualmente, en algunas secuencias vemos la imagen difuminada y luminosa, como si la estuviéramos viendo mediante un sensor de calor y movimiento, que da una impresión certera de cómo “ve” Matt Murdock y es realmente genial.

Un ritmo calculado

La estructura narrativa es otro gran acierto, con una trama global que se centra en el crecimiento de la amenaza de Wilson Fisk y el aprendizaje de Matt Murdock como justiciero, mientras que otras subtramas van cobrando protagonismo y su resolución puede llevar incluso dos o tres episodios, permitiendo que nos involucremos con ellas.

Este aspecto, sin embargo, parece fallar sobre el final, cuando se mezclan diferentes subtramas y giros dramáticos, que parecen apresurados y dan una sensación general de sobrecarga. El tramo final de la primera temporada es el más flojo, más allá de grandes momentos y sorpresas.

Personajes secundarios

La importancia e influencia temprana de su padre, la aparición del viejo ninja ciego Stick, y la fuerte presencia de Foggy Nelson y Karen Page en la vida de Matt Murdock son todos elementos que la serie ha tomado fielmente del cómic y son los que mejor funcionan.

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Deborah Ann Woll (Karen Page) y Elden Henson (Foggy Nelson) están realmente brillantes en sus papeles, y su presencia conforma un triángulo amistoso —potencialmente amoroso— con Matt Murdock, que es el que nos brinda algunos de los mejores momentos de humor en la primera temporada, pero también otros interesantes conflictos.

Otros personajes destacados y muy disfrutables en la temporada son:

  • El reportero Ben Urich, a quien se le dispensa el tiempo necesario como para establecer aspectos de su vida laboral y personal, que lo van haciendo cada vez más entrañable.
  • La enfermera Claire Temple (Rosario Dawson), una aparición sorpresiva para los lectores del cómic, ya que en ellos esta relación de enfermera-que-cura-a-superhéroe-herido-y-se-involucra-románticamente se da entre Claire y Luke Cage (uno de los superhéroes que tendrá su propia serie en Netflix próximamente).

(Los guionistas de Daredevil deberían trabajar un poco más sobre los diálogos, sobre todo los que involucran conflictos románticos y amistosos, que muchas veces parecieron forzados y poco naturales).

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  • Dos de los secuaces de Wilson Fisk: James Wesley y Leland Owsley, realmente fascinantes. El primero es el mano derecha ejemplar y leal hasta lo ridículo, una especie de autómata cuya sola misión es hacer lo que le dice su jefe o lo que sea necesario para ayudarlo; el segundo es el anciano cínico e irascible encargado de las finanzas. Mientras uno parece tenerle un miedo y un respeto excesivos, el otro no parece tenerlos en absoluto, por lo que se complementan a la perfección.

La primera temporada de Daredevil es imperdible, ya seas fanático de los cómics o simplemente aficionado a las series de televisión, y en ella se puede disfrutar alternadamente de un complejo drama legal, una atrapante serie policial/criminal, memorables secuencias de acción y pelea, y la lenta pero firme construcción de un mundo de superhéroes y supervillanos que promete ser cada vez más rico y atractivo.

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