Filmar «¿Y dónde están las rubias?» no fue nada sencillo, y te explicamos por qué

Ni en mil años Vanessa Carlton se imaginó que su cursi canción A Thousand Miles llegaría a una audiencia tan amplia y que resonaría como un chiste recurrente desde su lanzamiento en 2001. De la misma manera, ni Marlon, ni Shawn Wayans se imaginaron que su idea de hacer una comedia simple donde interpretarían a un par de herederas blancas, al puro estilo Paris Hilton, les tomaría una visita de 7 horas diarias a la sala de maquillaje. Pero así fue.
No tengo que preguntarte si conoces « ¿Y dónde están las rubias?» ( White Chicks). Aunque no disfrutes de este tipo de películas, seguramente habrás visto al menos algunos clips. Después de todo, es una más de esas cintas que transmiten una y otra vez en la tele y que, algún día, por hastío o simple curiosidad, terminas viendo e incluso, disfrutando.
Eso sí, aunque a ti te mate de la risa, los Wayans no guardan los mejores recuerdos de la filmación, si bien les trajo una buena taquilla. No puedes culparlos: pasar de ser un hombre afroamericano a una jovencita rubia merece, cuando menos, un premio de la academia.
Rostros más grandes
La historia probablemente la conoces. Dos herederas rubias están en peligro y dos agentes del FBI se hacen pasar por ellas para descubrir qué ocurre. «Solo pensé que era una idea graciosa», comenta Shawn cuando se le pregunta al respecto. «Ni siquiera pensé en lo del maquillaje cuando evaluamos la idea».
Debió hacerlo porque transformarle a él y su hermano en este par de rubias requirió mucho trabajo, además del talento de profesionales como Greg Cannom, conocido por su trabajo en Van Helsing y The Passion of the Christ ( La pasión de Cristo, en español).
Lo primero fue hacerles un rostro nuevo con moldes de yeso. Para suavizar sus rasgos masculinos fue necesario que las nuevas caras fueran mucho más grandes que las originales con capas de látex. El proceso fue incómodo para los actores, pues los de maquillaje tuvieron que halar la piel de sus cuellos y sus frentes.
De afro a caucásico
Dar a los actores una piel blanca también fue otra cruzada. Tras muchos intentos que lucían falsos, el equipo de maquillaje creó una pintura acrílica a base de agua en un naranja rojizo que se aplicaba con aerógrafo para cancelar el ceniza natural de los Wayans. Luego se les ponía más base.
Ojos azulados
Pensarías que esto se resolvería con unos simples lentes de contacto, pero no fue tan sencillo. Eran necesarios unos que cubrieran todo el ojo para que estos se vieran lo suficientemente brillantes. Su uso fue calificado por Wayans como tan doloroso que parecía una tortura.
Las pelucas adecuadas
Más allá de una simple peluca rubia, su uso tenía otra intención: ocultar partes de las caras y los cuellos de los actores. El problema llegó cuando tocó maquillar a las «chicas»: mientras más retocaban sus ojos, más grandes debían ser las pelucas, lo que las dejaban como una drag queen.
La fórmula irremplazable
Una vez lograron el look deseado, los de maquillaje (y los actores) se enfrentaron a otro problema: replicar todo con exactitud. Después de todo, un paso en falso y destrozaban el producto final, algo que llenó de estrés a todos en el equipo.
Así que cuando vuelvas a ver White Chicks, considera que estás ante la presencia de dos actores completamente incómodos quienes hicieron todo eso por hacerte reír. Y por el dinero, claro...
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