Unidas somos más fuertes: por qué es mejor combatir al cáncer de mama en grupo
Cuando hablamos de combatir el cáncer de mama, se nos vienen a la cabeza los tratamientos que todos conocemos: radioterapia, quimioterapia, cirugía e incluso tratamientos con hormonas.
Pero existe otro tipo de terapia que tiene un papel fundamental en pacientes diagnosticadas con cáncer de mama: el acompañamiento psicoterapéutico grupal.
Hablamos con Claudia Fernández, licenciada en Psicología y Magister en Psicoinmunoneuroendocrinologia por la Universidad Favaloro, especialista en Cáncer, Esclerosis Múltiple y en Adicciones y que a su vez es la coordinadora de Grupos en MACMA Movimiento Ayuda Cáncer de Mama.
Por qué es mejor atravesar problemas de salud en grupo
Compartir experiencias y complementar nuestra terapia médica con la psicoterapia grupal ayuda a la persona a bajar los niveles de estrés, y esto es relevante al punto tal de que muchos pacientes responden después mejor a los tratamientos convencionales.
Tal como nos explicó la especialista, « existe una conexión constante entre la mente, el sistema nervioso central, el sistema inmune y el sistema endócrino, ya que todo, absolutamente todo, interacciona y se relaciona entre sí. Podríamos decir que esta red es la forma que la ciencia encontró para demostrar cómo la mente influye y cómo estos sistemas biológicos interactúan entre sí».
Antes conocíamos esta terapia como alternativa; hoy se convirtió en complementaria y es altamente recomendada.

Cómo incorporarse a un grupo psicoterapéutico
Todos los pacientes con cáncer de mama pueden incorporarse a un grupo psicoterapéutico y de acuerdo al estadio en que se encuentren, a veces conviene que tengan unos encuentros individuales antes de ir al grupo.
«La persona llega en búsqueda de ayuda. Muchas veces devastada, asustada y completamente tomada por el diagnóstico. Es como que ella es un cáncer de mama».
Fernández explica que «en una primera instancia se le realiza una entrevista de admisión, donde se observa el perfil de su personalidad, donde es clave que la persona se exprese y nosotros escuchemos detenidamente lo que dice, cómo lo dice y también lo que no dice (el lenguaje no verbal).
Hay algunas mujeres que pueden integrarse directamente al grupo, y siempre las animamos a que participen, porque sabemos y entendemos por lo que están atravesando. Esta terapia contribuye a que la mujer enfrente su duelo, causado especialmente por la pérdida del cuerpo sano».
Cuáles son las etapas de duelo que atraviesa una paciente con cáncer de mama
- Momento de shock: no pueden creer estar leyendo los estudios, los resultados de los análisis, no llegan a retener lo que les dice el oncólogo y no pueden creer que les esté sucediendo eso.
- Ira, enojo, culpa, a veces la negación.
- Depresión, el cerebro está percibiendo que hay algo en el organismo que no funciona bien.
- Integración,o más bien en cómo comienza paulatinamente el viraje hacia el cambio o hacia un nivel de energía mayor. Empiezan a integrar esta experiencia a su vida.
Este paso de las 4 etapas del duelo lo van haciendo en el grupo y hacerlo acompañadas, es sumamente beneficioso para ellas.
¿Qué beneficios trae participar de un grupo psicoterapéutico?
En palabras de la especialista, «la persona tiene, en primera instancia, una profunda identificación con las demás asistentes, por lo que se anima a mostrar su angustia, la incerteza y el temor por el diagnóstico, ya que sienten al cáncer como un futuro incierto. Después, poco a poco, van comprendiendo que pueden tomarlo como una enfermedad crónica que requiere de controles constantes y que no necesariamente va a llevar a la muerte».
En un segundo momento, van pasando los encuentros y junto con su terapeuta, van entretejiendo un pronóstico. Entonces pasamos de un diagnóstico adverso que las inunda de miedo, hacia un pronóstico de esperanza con múltiples salidas y soluciones. Cuantas más personas haya en el grupo, habrá tantas formas de pensar distinto.
«El participar de un grupo de apoyo siempre ayuda porque está en nuestra identidad más profunda. Venimos de un otro, venimos de un vínculo», explica. Sentirnos acompañados resulta estimulante y a la vez, esta sinergia grupal que se arma y empieza a circular entre todas las participantes, anima a todos a accionar y a replicar lo que aprenden en la interacción grupal en sus familias, con sus amigos y hasta en sus hábitos laborales.
Los resultados están a la vista
Pertenecer a un grupo y participar activamente de él prolonga la vida y esto ocurre porque la persona diagnosticada de cáncer de mama, obtiene la fortaleza para afrontar lo que está transitando; pasa de una negación a una aceptación de su diagnóstico y mejora la adherencia hacia un tratamiento médico.
Las pacientes en el grupo, empiezan a tomar al cuerpo como aliado y este es uno de los resultados más lindos, porque al principio parece que tienen algo extraño en el cuerpo, pero luego se empiezan a amigar con ellas mismas.
El grupo ayuda a realizar una observación completa sobre el tratamiento que están llevando y hace que focalicen en todos los aspectos de su vida, como qué es lo que comen, la actividad física que realizan y también hacia la parte psíquica, como qué pensamientos las invaden y los vínculos afectivos.
«Las compañeras alientan a la persona a seguir adelante en los momentos más difíciles y el grupo permite la posibilidad de reeditar cosas que no habían quedado bien instaladas en nuestra personalidad. Entonces en lugar de ser personas que se juntan por un diagnóstico, terminan siendo seres humanos que intentan vivir mejor para ser mejores».
La soledad no es amiga de nadie. Con chequeos médicos anuales, un diagnostico temprano y un tratamiento acorde acompañado por terapias complementarias, todos y todas podemos vencer al cáncer de mama.
En equipo somo más fuertes.
Artículos recomendados: