La sociedad tiene a veces un termómetro moral que da la impresión de ser un poco hipócrita o al menos de tener estándares dobles, especialmente cuando se trata de temas incómodos, que son más fáciles de ignorar que de entender. La eutanasia es uno de ellos, porque el concepto de la muerte se nos hace complicado de digerir.
La eutanasia significa, literalmente, buena muerte. Está asociada al final de la vida sin sufrimiento. Puede parecer un término más elegante para hablar de suicidio, pero no es exactamente igual.
Estamos hablando de este tema difícil e incómodo principalmente gracias a la atleta paralímpica Marieke Vervoort, de Bélgica, que se prepara para mantener el oro que consiguió en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, compitiendo en Rio 2016.
Pero Vervoort no ha hecho titulares por este motivo, sino por su decisión de que una vez termine su participación se planteará seriamente someterse a la eutanasia. La atleta sufre una enfermedad degenerativa incurable desde los 14 años que la mantiene en constante dolor.
Ella ha confesado que es el deporte lo que la ha mantenido con vida por estos 23 años, ahora tiene 37: " El deporte ha sido mi única razón para vivir. Cuando me siento en mi silla de competición, todo desaparece. Expulso todas los malos pensamientos, golpeo al miedo, la tristeza, al sufrimiento y a la frustración. Es así como consigo las medallas de oro".
Así que sabemos que no se trata de una persona que se rinde fácilmente, se trata de una mujer luchadora y admirable. " Río es mi último deseo. Me entreno muy duro a pesar de que tengo que luchar día y noche contra mi enfermedad. Espero acabar mi carrera sobre el podio de Río".
La eutanasia no es legal en todas partes, en Bélgica lo es desde el 2002. Junto a este país se encuentran Holanda, Luxemburgo, Colombia, Suiza, Canadá y algunos estados de Estados Unidos como California, Oregon, Washington, Vermont y Montana.
La eutanasia y el suicidio asistido son ilegales en la mayor parte del mundo, y sí tiene sentido, no se trata de un tema sencillo, pero la idea de que la vida solo puede ser arrebatada por las manos de Dios cae un poco sucia de la boca de personas que apoyan la pena de muerte, o el terrorismo, o la violencia o están en contra de hacer más exigente los requisitos para portar armas.
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La mayoría de estas objeciones morales vienen desde un reflejo automático religioso. Porque en general las religiones están firmemente en contra de todo lo que tenga que ver con una muerte no natural. En casi su totalidad las religiones promueven protección y mayor cuidado a personas terminalmente enfermas.
No sé si es por una cuestión ética en su totalidad o si es ese insistente concepto de que Dios solo reconoce el sufrimiento, o es el simple privilegio del no sufrirlo. Gran parte de los pacientes que persiguen la eutanasia o el suicidio asistido, han sufrido suficiente, y quieren morir con dignidad. Son personas que no tienen esperanza de recuperación.
Nadie quisiera ver a alguien tan mal que ve la muerte como un alivio. Los humanos tenemos un instinto de supervivencia impresionante, y si bien también padecemos depresiones y otras dolencias que nos hacen ver las cosas sin salida, hay ocasiones en que de hecho no la hay.
Obviamente las leyes alrededor de la eutanasia deben ser claras y específicas, no se trata de permitir que cualquiera solicite la muerte asistida y la obtenga. Se trata de casos excepcionales.
Es duro, no puedo decir que la noticia de Marieke Vervoort me sentó cómoda. Quisiera ver que algún genio científico consiguiera una forma en la que esta extraordinaria y aún joven mujer pudiera pasar el resto de su vida feliz y sin tanto dolor. Quisiera que no tuviera que vivir con una enfermedad tan dañina que la muerte parece la mejor salida.
Brittany Maynard
En 2014 fue diagnosticada con un tumor cerebral que acabaría con su vida en seis meses, en un proceso de deterioro rápido, pero ella no quería acabar así: Fuertes dolores de cabeza, convulsiones y pérdida de memoria hacia un fin doloroso. Así que se mudó a Oregon, cumplió varios sueños, como visitar Yellowstone, Alaska y el Gran Cañón, y murió el 1 de noviembre rodeada de sus seres queridos.
La Iglesia Católica criticó con fuerza su decisión, llamándola absurda, otros grupos pensaron que su decisión era apresurada, pero Brittany, que les recordaba que no estaba mejorando, se preguntaba ¿cuándo es el momento correcto para morir?
Danny Bond
Este joven inglés nació prematuro y, a partir de ahí, su vida fue una constante enfermedad. Bond apenas pudo pasar unos pocos meses fuera del hospital en todos sus 21 años de vida. Fue sometido a más de 300 cirugías. Desde los 13 años Danny comenzó a hablar de la posibilidad de morir de forma asistida. Trató de suicidarse en varias ocasiones, pero su madre lo revivió cada vez.
Pero su única opción era dejarse morir de hambre, porque la ilegalidad de la eutanasia o el suicidio asistido en Reino Unido le obstaculizaban buscar un método menos lento y doloroso. A pesar de la oposición de los médicos, su madre y su padrastro, tuvieron que verlo morir lentamente por el transcurso de días, con 21 años en julio de 2002.
Terri Schiavo
En febrero de 1990 Terri colapsó en el departamento que compartía con su esposo Michael, perdiendo la conciencia, durante este tiempo se produjo una insuficiencia de flujo de oxígeno hacia el cerebro, por lo que cuando los paramédicos consiguieron reanimarla, Terri solo podía respirar por sí misma.
Los médicos aseguraron que Schiavo no tenía otra función que no fuera esa, debía ser alimentada por tubos de asistencia y no mostraba signos de pensamiento o emociones. Así que en 1998 Michael tomó la decisión de retirar la asistencia nutricional que mantenía a su esposa con vida, pero los padres de ella no estaban listos, asegurando que ella querría mantenerse con la asistencia porque podría despertar.
Terri vivía en un invariable estado vegetativo. Así que la corte falló a favor de Michael, pero los padres apelaron y prolongaron la vida de Terri hasta 2005. Una última apelación fue perdida por los padres de la paciente, luego del testimonio de cinco doctores, dos por parte de Michael, dos por parte de los padres y uno de la corte. Hasta South Park aportó su visión del asunto:
http://www.dailymotion.com/video/x27epco_best-friends-forever-south-park_fun
Terri murió el 31 de marzo de 2005, una autopsia reveló que el daño de su cerebro era definitivamente irreversible.
Ramón Sampedro
El caso de este pescador gallego llegó hasta una aclamada película nominada al Oscar y protagonizada por Javier Bardem.
Ramón sufrió un accidente en 1968, cuando tenía 25 años, que lo dejó paralizado del cuello hacia abajo. Estuvo limitado a una cama hasta 1993, cuando decidió que estaba listo para morir. Consideraba su condición una forma de esclavitud y se veía a sí mismo como una cabeza pegada a un cadáver.
Pero sus pensamientos pueden ser mejor vistos en la colección de cartas tituladas Cartas desde el Infierno.
No se trata de estar a favor o en contra de la eutanasia, no creo que sea tan sencillo. Obviamente la vida es toda valiosa y debe ser valorada. Los intentos por preservarla deben ser exhaustivos, pero hay que tomar en cuenta las circunstancias especiales de cada caso.
No se trata de que todas las personas enfermas o con incapacidades deben acabar con sus vidas, por supuesto que no.