Firmicutes: bacterias que se alimentan de la radiación
En un planeta tan diverso, donde la vida prospera inevitablemente y contra todos los pronósticos, no debería extrañarnos que existan unas bacterias que se alimentan de la radiación: las firmicutes. Estos microorganismos viven debajo de la superficie terrestre y han declinado la luz del sol como medio de vida para poner en su lugar las ondas que provienen del uranio. Conozcamos un poco más sobre tan exóticas y valientes criaturas.
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Bajo la superficie y en condiciones inhóspitas

Bajo la superficie y en condiciones inhóspitas, los científicos también han encontrado vida y ello revela que hasta en las condiciones más extremas, los organismos vivos son capaces de adaptarse y mantener la especie.
El descubrimiento fue hecho en una mina sudafricana a muchos kilómetros de profundidad. En fracturas llenas de agua que hay en las rocas, habitan unos microorganismos muy interesantes, las firmicutes, bacterias que llevan una vida totalmente diferente a las de la superficie. Se cree que han estado viviendo allí permanentemente por millones de años.
Estudios de ADN

Los estudios de ADN realizados en estas bacterias han determinado que son parientes de otro tipo de bacteria que vive en la superficie, en los conductos hidrotermales. Al parecer, ambas especies se separaron hace más de 10 millones de años. Se ignora cómo es que estos microbios se las ingeniaron para colonizar áreas tan profundas del interior terrestre.
Hábitos alimenticios de las bacterias firmicutes
Probablemente, lo más interesante de estos seres vivos son sus hábitos alimenticios. Para sobrevivir, las bacterias firmicutes que habitan en las profundidades no necesitan de la luz solar, como la aplastante mayoría de los organismos, sino de la radiación de las menas de uranio.
La radiación que emana de este mineral ―cercano a las fracturas donde viven tan raras bacterias―, hace que se forme gas de hidrógeno de la descomposición del agua y sulfato de la descomposición del azufre.
Resulta que el gas de hidrógeno es altamente energético al reaccionar con el oxígeno o con otros oxidantes como el sulfato. Las firmicutes almacenan esta energía y le permiten a otros microorganismos que viven en estas fracturas usar los residuos químicos de este proceso como alimento.
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Los expertos deben seguir investigando más sobre el proceso evolutivo que llevó a las firmicutes, bacterias que se alimentan de la radiación, a vivir en las profundidades terrestres y a desarrollar tan exóticas adaptaciones.
Por el momento, puede corroborarse que hasta en condiciones radiactivas puede generarse y mantenerse la vida del planeta. Lo cual nos vuelve a presentar el gran cuestionamiento de la vida, ¿en qué otros lugares del universo podrá desarrollarse la vida?, ¿de qué forma?