
Según los diccionarios, la definición oficial de turismo sexual sería " tipo de viaje en el que el turista se desplaza a un concreto país donde poder obtener sexo a cambio de una cantidad económica". Una explicación consistente si no fuera por los muchos matices que acompañan esta modalidad turística cada vez más emergente y cuya polémica se desata cuando niños o enfermedades se entremezclan en el concepto de ideales vacaciones para turistas sin escrúpulos. En este artículo vamos a analizar los algunos de los entresijos del llamado turismo sexual.
Las mil caras
Este tipo de turismo existe debido a las inquietudes sexuales de ciertas personas atraídas por un particular atractivo étnico, por la discreción y "libertad" que ofrece ser un desconocido en un país extranjero o simple fetichismo. En muchos países la prostitución está prohibida (como Brasil) y en otros se trata de uno de sus mayores exponentes (Tailandia).
El turismo sexual muchas veces se concibe como un frío intercambio de dinero a cambio de un servicio sexual, sin embargo otras veces el dinero no tiene por qué entremezclarse entre dos personas, pues muchos turistas viajan para dejarse llevar tras una ruptura o una crisis con el único objetivo de conocer a alguien especial que corra tras ella cuando deba subir al avión de vuelta a su país.
Por último, existe el claro ejemplo de "turista ignorante", aquel que desconoce los beneficios que indirectamente obtiene la persona local con la que inicia un tórrido romance, la cual se deja invitar a suntuosas cenas, recibe constantes regalos y otras oportunidades según la influencia de su cliente.
Destinos y géneros
Para los estadounidenses el destino más inmediato para realizar turismo sexual es el Caribe (tarifas más altas pero precio de vuelo más barato) o parte de Latinoamérica, donde se hayan las mujeres más bellas del mundo.
Si el turista las prefiere rubias, suelen acudir a las llamadas zonas rojas de Europa tales como la zona roja de Ámsterdam, donde las mujeres lucen en los mismos escaparates; o Colonia, en Alemania, donde podemos encontrar el famoso Pascha, una de la cadena de burdeles más grandes del viejo continente.
Asia también supone un importante marco para el turismo sexual, especialmente Vietnam, la más sofisticada Japón (especialmente por sus happy ends en saunas) o la conocida Tailandia, donde lady boys y prostitutas se entremezclan en el distrito rojo de Patpong.
El turismo sexual para mujeres también existe, salvo que esta tipología es menos agresiva. ¿Por qué? Por el simple hecho de que las mujeres buscan unas vacaciones más románticas que sexuales. Unas necesidades que cubren perfectamente los llamados " beach boys" de Jamaica o Barbados, los dos destinos predilectos para las mujeres solteras o divorciadas de encontrar un compañero de vacaciones con el que realizan un negocio que desconocen cegadas por el deseo.
Otra de las tipologías más emergentes del turismo sexual es el LGBT (o gay). Saunas en Londres, sex clubs en Atlanta, cruising en zonas costeras e incluso mezquitas, como es el caso de Karachi, en Pakistán, y un largo etc... Una modalidad turística en teoría inofensiva; de hecho la mayoría de turistas que viajan solos tienen sexo esporádico con personas que conocen en el camino (sea pagando o no). El problema viene cuando cruzamos la delgada línea del peligro, y por ende, de la polémica.
Polémicas
El problema del turismo sexual deriva de dos problemas: el tráfico infantil y las enfermedades. El primero de ellos se ha visto agilizado en los últimos años gracias a las nuevas tecnologías y la rápidez de Internet, permitiendo a cualquier persona acceder a estos horripilantes bancos de imágenes que ofrecen niñas de etnias exóticas, por ejemplo.
Otro de los motivos más sonados del turismo sexual infantil es la venta del niño/a por parte de sus pobres padres, como suele suceder en el norte de la India, entregando sus retoños a turistas que pagan altas cantidades de dinero por adueñarse de estas indefensas criaturas. Otros directamente son vendidos a mafias de prostitución que ejercen principalmente en ciudades asiáticas como Bangkok o Manila. Verdaderamente horrible, siendo ECPAT una de las asociaciones más importantes del mundo en la lucha por los derechos de estos niños.
Otro aspecto polémico del turismo sexual son las enfermedades, concentradas principalmente en África (Kenya o Sudáfrica, por ejemplo), continente que suma un total de 4.6 millones de infectados. Otros concentran las altas tasas en ciudades particulares como Bangkok, una de las primeras capitales en ser conocida por el desenfrenado aumento del virus en los años 80. Oceanía sigue siendo el continente donde menos se conoce esta enfermedad, si bien otras ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual) como el papiloma, el herpes o la gonorrea son igualmente peligrosas.
El turismo sexual parte de una premisa inofensiva e incluso recomendable que, de no respetarla puede conducirnos a una espiral de enfermedades, problemas legales o robos, entre otras fatales consecuencias. Tengamos siempre conciencia del país que visitamos, las conductas amatorias y sexuales, con protección en nuestro bolsillo y, ante todo, siendo prudentes. Quizás algún día, muchos de aquellos que pagan el fetichismo de muchos turistas puedan contar su propia historia, lejos de las garras de la crueldad que envuelve este "negocio"
¿Qué opinas del turismo sexual?