José José

José José: réquiem por el ‘Príncipe’ triste

La vida no fue justa —¿y cuándo sí lo es?— con José José, la voz más impresionante de México y una de las mejores del mundo. Descanse en paz, príncipe.
28 Sep 2019 – 03:25 PM EDT

Por más que cantara ‘Ya lo pasado, pasado’, José José quizá nunca pudo olvidar. Más importante aún: nosotros no lo podremos olvidar jamás. La mejor voz que ha tenido México murió este sábado en Miami a los 71 años, luego de una larga lucha contra el cáncer de páncreas.

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Apenas con 22 años interpretó ‘El triste’ en el Festival OTI de la Canción y su vida ya no fue la misma: se volvió un ídolo juvenil, tuvo fama y fortuna y, sí, tristemente por gajes de la enfermedad (y de la bebida) se quedó sin voz.

Y se nos fue así, en silencio. Pero sin que el final opacara lo que realmente ocurrió en el camino: se volvió leyenda.

Al menos 100 millones de discos vendidos, una cifra fría que toca dimensionar.

Llenó recintos sagrados no una sino incontables veces, como el Auditorio Nacional en la Ciudad de México y el Madison Square Garden y el Radio City Music Hall, en Nueva York. Fue uno de los artistas latinos más populares, influyentes y exitosos de toda la historia de la música.

El barítono que ganó y perdió todo

La voz de barítono de José Rómulo Sosa Ortiz (acuariano nacido el 17 de febrero de 1948, en la Ciudad de México) es genética pura: su padre José Sosa Esquivel fue uno de los tenores mexicanos más importantes en la década de 1950. Y su madre, Margarita Ortiz, fue concertista de piano.

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A pesar de haber crecido en un hogar tan musical, la futura estrella no la tuvo fácil .

Don José Sosa no quería que su primogénito abandonara la carrera de Mecánica de Aviación para convertirse en cantante, y menos para interpretar temas de crooners como Frank Sinatra o Johnny Matis y no música 'culta'.

Pero José José traía la música en la sangre. Ya de adolescente daba serenatas con su guitarra y a los 19 años era parte del trío de jazz y bossa nova "Los Peg" en el que cantaba y tocaba el bajo y el contrabajo. Talento puro. Graba unos cuantos discos de 45rpm pero sin éxito.

México, donde ha habido poca realeza (el último emperador que tuvo fue Maximiliano de Habsburgo y era extranjero), precisaba de un príncipe .

José I —ya entonces José José, en homenaje a su padre recién fallecido— nació a finales de 1969 en los cafés cantantes y bares de la Ciudad de México. Gracias al maestro Rubén Flores graba el disco que contenía temas como ‘Cuidado’ y ‘Sin ella’ que, aunque hoy son unos clásicos, en ese momento pasaron desapercibidos.

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Su primer éxito fue ‘La nave del olvido’, del argentino Dino Ramos, aquella en la que cantaba con sentimiento: “Espera un poco, un poquito más… Me moriría si te vas”.

Amar es sufrir, querer es gozar

A principios de los años 1970, ya siendo una voz reconocida y tras ganar el título nobiliario del ‘Príncipe de la canción’, se casa con Natalia Herrera Calles, nieta de don Plutarco Elías Calles, expresidente de México y fundador del PRI.

Dos años después, se divorció y se volvió a casar, ahora con la actriz Anel en Catemaco, Veracruz, tierra de brujos. “Amar es sufrir, querer es gozar”, cantaba José José.

Llegaron los éxitos, uno tras otro, como avalancha: ‘Almohada’, ‘Gavilán o Paloma’, ‘Amar y querer’ y ‘Payaso’ (su padre, el tenor, había interpretado la ópera Pagliacci, de Leoncavallo, en Bellas Artes, años atrás. ¿Coincidencia? Definitivamente no lo creemos), y algunos lujos: una mansión en Miami de siete cuartos y cinco baños, varios Rolls Royce y una colección de trajes de gamuza a la medida marca Brioni.

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Casi todo, después, lo tendría que vender por problemas de dinero.


También actuó, y lo hizo para el agasajo de sus miles y miles de fans. Inolvidable su papel protagónico en la cinta ‘ Gavilán o Paloma’. También participó en ‘Buscando una sonrisa’ (al lado de Verónica Castro), ‘La carrera del millón’ (con Nadia Milton) y ‘Perdóname todo’ (con Alejandra Ávalos), entre otras siete.

En 1991, luego de una gran década de 1980, se divorció de Anel (años después ella le dedicaría el libro ‘Volcán apagado’, en el que despotricaría contra él) y llegó a vivir incluso en un taxi. Tocó fondo y se internó en una clínica de rehabilitación en la Universidad de Minnesota para enfrentar sus adicciones. Tenía 45 años (su padre murió justo a esa edad).

José José se quedó sin voz, al grado que en los conciertos el público tenía que corear casi todo porque su voz ya no daba. Padeció la enfermedad de Lyme, que le provocó parálisis muscular y le afectó el habla. Pero no importaba. El cariño de la gente lo abrazaba. Incluso en países remotos como Rusia, Israel y Japón, coreaban sus canciones.

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Compositores de la talla de Roberto García Cantoral, Rafael Pérez Botija y Manuel Alejandro lo eligieron directamente para interpretar canciones suyas. Grabó discos en España. Grabó duetos con Lani Hall, Pedro Vargas y José Feliciano. Lo reinterpretaron músicos de todos lados de Latinoamérica.

Mil veces José José

Ya en los años 1990, el célebre conductor dominical de la TV mexicana, Raúl Velasco, le rindió un homenaje de más de seis horas a José José.

Desfilaron ahí, frente a él, con él, Verónica Castro, Valeria Lynch, Julio Iglesias, Vicente Fernández, Pepe Jara, Guadalupe Pineda, Marco Antonio Muñiz y Roberto Carlos, entre varios más. Su disquera, Ariola-BMG, también lanzaría entonces un disco homenaje a sus entonces 25 años de carrera artística.

A mediados de esa década y en el amanecer de este siglo, incluso con la voz ya muy deteriorada, José José sigue grabando canciones. En octubre de 2005 recibe el Latin Grammy a la trayectoria. En el 2007, antes de sufrir una parálisis facial que ya lo alejaría casi definitivamente de los escenarios, vuelve al primer plano musical con su memorable disco de ‘Duetos’.

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Un año después publicó su autobiografía ' Esta es mi vida' y unos meses después se colocó su estrella en el Paseo de las Estrellas en Las Vegas. Su última gira a gran escala fue en el 2011, en diversas ciudades latinoamericanas, aunque mantuvo participaciones incluso en años más recientes.

Los altos tonos que alcanzaba esa voz de barítono —al parecer sin ningún esfuerzo, de manera natural pero elegante: la última nota la sostiene por 30 gloriosos segundos— nos siguen emocionando hasta hoy.

Uno quisiera aventarle besos y flores a José José, como lo hiciera el público que estuvo presente cuando interpretó ‘El triste’ aquel memorable 14 de marzo de 1970, durante el Festival OTI de la Canción, en el Teatro Ferrocarrilero de la Ciudad de México.

Esa gran noche llegó a ser el ‘Príncipe’. Y príncipe siempre se quedó. Dos veces José. Mil veces José José.

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