Dreamers

Indignación entre los dreamers después de que el jefe de gabinete de la Casa Blanca insinuara que son unos “vagos”

El jefe de gabinete de la Casa Blanca, John Kelly, aseguró este martes que la diferencia en la cifra de jóvenes indocumentados con DACA se explica en que a muchos les dio flojera inscribirse en el programa. Los dreamers aseguran que la declaración está "fuera de lugar".
6 Feb 2018 – 04:55 PM EST

El miedo a entregar los datos personales y la falta de dinero para pagar la inscripción a DACA explican principalmente por qué cientos de jóvenes indocumentados se quedaron por fuera del programa a pesar de que los protegía de la deportación, según lo explican los propios dreamers. No fue porque son "demasiado vagos" para registrarse, como aseguró este martes el jefe de gabinete de la Casa Blanca, John Kelly, y por eso le reclaman.

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"Que diga que es por flojera es inaceptable (...) triste y decepcionante", recrimina a Kelly el gerente de cabildeo y políticas de la organización United We Dream, Juan Manuel Guzmán.

Kelly pretendió explicar este martes la diferencia que existe entre los casi 700,000 beneficiarios de DACA y los 1.8 millones de inmigrantes indocumentados que el presidente Donald Trump propuso llevar a la ciudadanía. Para él, la brecha se explica en que algunos no se registraron por miedo o por ser "demasiado vagos para levantar sus traseros".

La declaración que hizo el jefe de gabinete a periodistas indignó a los dreamers, que aseguran que entre los indocumentados que quedaron fuera de DACA hay quienes no tienen el dinero para pagar por la aplicación – o la renovación– y quienes tienen miedo de que el gobierno use sus datos para deportarlos a ellos o a sus familias.

"El miedo es un factor determinante que incluso frena a las personas a registrarse a pesar de que saben que pueden beneficiarse de muchas formas. Es difícil para un inmigrante dar sus datos y los de su familia al gobierno, mucho más ahora cuando no confían en qué puede hacer (el gobierno del presidente Donald) Trump con esa información".


El dreamer Juan Escalante cree que al miedo se suma el costo de la aplicación. "Tener que pagar 495 dólares por persona es bastante y más si se trata de una familia de dos o tres hijos", explica. "Es un monto que los dreamers que no tenían trabajo estable o que ganaban menos del salario mínimo tenían que ahorrar. Eso para un indocumentado significa una renta, poder comprar comida o es un ahorro para los fondos de la universidad".

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Escalante y Guzmán consideran que, además, la falta de información que tienen los dreamers en algunas zonas rurales del país es otro de los factores. En Dakota del Norte, por ejemplo, apenas hay 80 beneficiarios de DACA y en Dakota del Sur unos 220, según datos del Instituto de Políticas de Migración (MPI, por su sigla en inglés). "No tienen el mismo apoyo legal y las mismas oportunidades de acceder al programa que quienes están en estados como California", dice Escalante.

Los que se quedaron por fuera

Actualmente, el Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) beneficia a 689,900 jóvenes indocumentados. Pero hace una semana Trump propuso un plan migratorio que llevaría a la ciudadanía a una cifra superior, de 1.8 millones de personas. Sin embargo, en contraposición con la opinión del jefe de gabinete de la Casa Blanca, hay un conjunto de factores que demuestran porqué más de un millón de jóvenes no entraron en el plan.


Cuando el programa entró en vigencia, exigía a los aplicantes demostrar que tenían menos de 31 años para la fecha de arranque, el 15 de junio de 2012; que habían llegado a Estados Unidos antes de cumplir los 16 años, que se habían graduado de secundaria o la cursaban, que habían servido en las Fuerzas Armadas y que no tenían antecedentes criminales. Había que cumplir absolutamente todos los requisitos.

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Escalante recuerda casos de dreamers que entraron a Estados Unidos un día después de su cumpleaños 16 y quedaron por fuera. "Ahí es donde fue descalificado uno de ellos, por ejemplo".

El Instituto de Políticas Migratorias estimó que en marzo de 2016, el número de beneficiarios de DACA pudiera haber aumentado a 1.3 millones si no se hubiera considerado el límite de edad y a 1.7 millones si se hubieran incluido a casi 400,000 indocumentados que cumplían con todos los requisitos menos el de haber obtenido un título de secundaria o estar estudiándola.

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Según el MPI, la población elegible para DACA en marzo de 2016 cayó de 63% a 48% justamente cuando se tomaba en cuenta el criterio de educación.

Para el dreamer Juan Escalante, antes de decir que son "vagos", el jefe de gabinete John Kelly debería ponerse en el lugar de los beneficiarios de DACA que, asegura, trabajan 40 horas a la semana, toman 21 créditos en un semestre, mantienen viva la lucha por un 'Dream Act' que regularice su estatus en el país, apoyan financieramente a sus familias y viven con la ansiedad que les genera la deportación.

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"Son una vergüenza"

Las reacciones a la declaración de Kelly provienen también de miembros del Congreso.

El senador demócrata Bob Menéndez, escribió en su cuenta de Twitter que quienes intentan "demonizar el duro trabajo que hacen los dreamers" solo con fines políticos son "una vergüenza".

Para el representante demócrata Rubén Gallegos, "los dreamers son de los trabajadores más fuertes que conozco (...) Trump debería aprender algo de ellos", se lee en su Twitter.

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