Las cifras de la inflación son una buena noticia, aunque le den acidez de estómago a muchos
La economía estadounidense se está desacelerando, pero no colapsando. En el deprimente mundo de la ciencia, eso cuenta como una buena noticia.
Esa es mi conclusión de los datos de inflación publicados el 15 de mayo, que mostraron que el índice de precios al consumidor (IPC) de EEUU aumentó un 3.4% en los 12 meses hasta abril de 2024. Esto es ligeramente inferior al aumento interanual del 3.5% reportado en marzo de 2024.
En otras palabras, si bien los precios están aumentando, no lo hacen tan bruscamente como antes. Esas son buenas noticias para los compradores: la economía estadounidense está lejos de la inflación anual del 9.1% observada en junio de 2022.
Pese a que los precios de la energía y la vivienda aumentaron en abril, estas ganancias fueron relativamente modestas. Mientras tanto, los precios de los alimentos se mantuvieron estables en comparación con el año pasado e incluso disminuyeron un 0.2% en comparación con marzo. Es más, quienes buscaban un automóvil tuvieron suerte: los precios de los vehículos nuevos y usados cayeron un 0.4% y un 6.9%, respectivamente, en abril.
La tasa de inflación subyacente, la que no incluye los volátiles precios de los alimentos y la energía, y que a menudo se considera mejor para predecir las subidas de precios del futuro que las cifras del IPC general, también ha bajado ligeramente.
Después de registrar un aumento interanual del 3.9% en enero y del 3.8% en febrero y marzo, se desaceleró al 3.6% en abril. Así que el informe general es relativamente positivo: no mostró el repunte de la inflación que muchos consumidores temían, y las tasas de inflación reportadas fueron en realidad ligeramente más bajas que las expectativas del mercado.
Como economista, considero que este informe de datos es una prueba más de que el crecimiento económico se está desacelerando, en el buen sentido. La economía creció a una tasa inferior a la esperada del 1.6% en el primer trimestre de 2024, según los datos más recientes del producto interno bruto de la Oficina de Análisis Económico.
El informe de empleo más reciente también mostró una desaceleración en la contratación, y los últimos datos sobre vacantes de empleo mostraron de manera similar que el mercado laboral se está enfriando.
Por qué la Fed está prestando mucha atención
El principal objetivo de la Reserva Federal (Fed) es lograr un equilibrio entre dos objetivos: mantener un mercado de trabajo saludable y garantizar la estabilidad de precios.
Lo hace gestionando e influyendo en las tasas de interés. La reducción de las tasas estimula la economía, lo que fomenta el crecimiento y la creación de empleo, pero eso puede dar pie a inflación.
Aumentar las tasas tiene el efecto contrario: el crecimiento económico se desacelera, lo que frena la inflación, pero también obstaculiza el empleo.
Así fue que cuando la inflación comenzó a aumentar dramáticamente después de la pandemia del covid-19, la Fed respondió con una campaña de dos años de aumentos de tasas (actualmente se encuentran en su nivel más alto en 23 años).
Dado que esto eleva el costo del endeudamiento, los inversionistas y potenciales compradores de viviendas están ansiosos aguardando a que la Fed reduzca sus tasas. Después del informe de mayo, no creo que tenga prisa. Hay una desaceleración, sin duda, pero no está haciendo bajar los precios de manera rápida.
Sin duda, esto es frustrante para la Fed (que tiene una meta de inflación del 2%) así como para los potenciales compradores de viviendas. Pero es evidencia de que la economía es estable en este momento.
La inflación no está aumentando y el gasto de los consumidores, según la Oficina de Análisis Económico, sigue creciendo: en marzo, un 5.8% interanual, frente a la tasa del 4.9% de febrero.
Todos los ojos puestos en el consumidor estadounidense
De cara al futuro, las esperanzas de un 'aterrizaje suave' (en términos economistas, que la Fed consiga controlar la inflación sin desencadenar una recesión) dependerán en gran medida de los compradores estadounidenses. El gasto del consumidor representa aproximadamente dos tercios del producto interno bruto (PIB) de Estados Unidos.
Si los compradores estadounidenses de repente dejan de gastar, entonces la inflación se desacelerará considerablemente, pero las vacantes de empleo se evaporarán y el PIB podría contraerse.
En ese momento, la Fed desviará la atención de la inflación y la centrará en el estímulo económico, y las tasas caerán.
Menciono esto porque un informe reciente del Banco de la Reserva Federal de St. Louis mostró un aumento preocupante en las tasas de morosidad de las tarjetas de crédito de los consumidores.
Si gran parte del reciente aumento en el gasto de los consumidores se debe a que los estadounidenses dependen más de las tarjetas de crédito, entonces la economía podría estar en un terreno más inestable de lo que parece.
La buena noticia es que las tasas de morosidad todavía están muy por debajo de lo que estaban antes de la Gran Recesión, que duró desde diciembre de 2007 hasta junio de 2009. Así que, si bien estos datos pueden ser preocupantes, no hay necesidad de entrar en pánico todavía.
En resumen, si bien las tasas de inflación todavía no son del agrado de la Fed, la economía —por ahora— parece estar en una trayectoria estable.
* Christopher Decker es profesor de Economía de la Universidad de Nebraska Omaha.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer en inglés el original.
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