Todo extranjero que entra a EEUU por un aeropuerto ya es identificado por reconocimiento facial

El gobierno federal estadounidense anunció este jueves que completó la instalación de un sofisticado sistema de reconocimiento facial biométrico en todos sus aeropuertos internacionales, programa que tiene preocupados a los defensores de la privacidad y derechos civiles.
La herramienta, a cargo de la Oficina de Aduanas y Control Fronterizo (CBP), una de las dependencias bajo el mando del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), cuenta con una gigantesca base de dados capaz de vigilar a millones de extranjeros que ingresar y salen cada año del país.
El sistema está operativo “en todos los aeropuertos internacionales”, dijo la agencia en un comunicado. “La expansión de la tecnología biométrica de comparación facial permitirá asegurar y agilizar aún más los viajes internacionales”, agregó.
En diciembre de 2019 el polémico sistema se encontraba activo en 20 aeropuertos. El programa permite fotografiar el rostro de quienes entran al país por cualquier puerto aéreo de entrada, imágenes que son guardadas en una base de datos por motivos de seguridad nacional.
En ese momento el DHS aseguró que la herramienta tiene como finalidad determinar que la persona que se presenta ante el funcionario del CBP, quien autoriza la entrada a Estados Unidos de los ciudadanos extranjeros, es la misma que aparece en el pasaporte que muestra al entrar o salir del país.
Desde que fue planeado, como parte de las respuestas de Washington a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, el programa ha sido objeto de fuertes críticas por parte de políticos y la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), quienes alegan intromisión indebida del gobierno en la privacidad de las personas.
Cómo funciona
El CBP dijo que la llegada “simplificada” se trata de un “proceso de llegada internacional mejorado que utiliza biometría facial para automatizar las verificaciones manuales de documentos que ya se requieren para ingresar a Estados Unidos”.
Según el DHS, el proceso “brinda a los viajeros una experiencia de viaje segura y sin contacto mientras cumple con un mandato del Congreso de larga data de registrar biométricamente la entrada y salida de ciudadanos no estadounidenses”.
De acuerdo con los protocolos de seguridad del programa, es posible que los extranjeros que han viajado a Estados Unidos anteriormente “ya no necesiten proporcionar sus huellas dactilares, ya que su identidad se confirmará a través del proceso biométrico facial sin contacto”, dijo la agencia federal.
“Estoy muy orgullosa de que CBP haya logrado este hito fundamental para implementar biometría facial en la entrada en todos los aeropuertos y continúe desempeñando un papel importante en los esfuerzos de recuperación de viajes”, dijo Diane J. Sabatino, subcomisionada ejecutiva adjunta de la Oficina de Operaciones de Campo del CBP.
Sabatino dijo además que “el uso de la biometría facial para la verificación de identidad acerca a los viajeros un paso más hacia un proceso verdaderamente sin contacto que es seguro y agiliza los viajes al mismo tiempo que protege su privacidad y mejora la experiencia del cliente”.
Temores persistentes
En agosto de 2019 el diario Los Angeles Times reportó, con base en un informe de la ACLU, que el software de reconocimiento facial manejado por la CBP confundió a 1 de cada 5 legisladores de California con criminales.
Tras el reporte, el legislador demócrata por California, Phill Ting, presentó un proyecto de ley para prohibir el uso del software, pero la iniciativa no tuvo suficiente apoyo bipartidista en ambas cámaras del Congreso.
Cuatro meses más tarde, en diciembre de ese año, la CBP anunció que el programa se implementaría a nivel nacional y advirtió que los ciudadanos estadounidenses no serían obligados a ser fotografiados.
La ACLU, sin embargo, refutó la afirmación oficial y aseguró que en los puertos de entrada al país los ciudadanos estadounidenses también estaban siendo sometidos al programa.
En diciembre del año siguiente la ACLU reiteró que la tecnología de reconocimiento facial “no funciona bien”, y que “sería una pesadilla para las libertades civiles y la privacidad, incluso si lo hiciera”.
El grupo de derechos civiles indicó además que, a pesar de las críticas y advertencias, “eso no impide que la (entonces) Administración Trump siga adelante con sus peligrosos planes para expandir el uso de la tecnología en los aeropuertos de Estados Unidos y otros puertos de entrada”.
Un año y medio más tarde y bajo el gobierno de Joe Biden, el CBP anunció que el programa estaba “completado” y en funcionamiento en todos os aeropuertos internacionales estadounidenses.
El registro
La expansión de llegada simplificada permite brindar a los viajeros “los beneficios de la tecnología segura y sin contacto”, dijo la CBP en referencia a las recomendaciones de salud pública emitidas por los Centros para el Control de las Enfermedades (CDC) por la pandemia del coronavirus.
Agrega que el proceso de comparación facial biométrica “ocurre solo en un momento y lugar donde los viajeros ya están obligados por ley a verificar su identidad presentando un documento de viaje”.
Cuando un viajero llega a un aeropuerto internacional, “se detiene para tomar una foto en el punto de inspección principal”. Luego un agente de la CBP “revisará y consultará el documento de viaje, que recuperará la foto del pasaporte o la visa del viajero de las posesiones del gobierno y la comparará con la nueva foto”.
“Este proceso mejorado que utiliza biometría facial solo toma unos segundos y tiene una precisión de más del 98%”, asegura el gobierno.
En septiembre de 2018 el sistema se puso a prueba en los carriles de cruce de peatones en la frontera de San Ysidro, California, y los carriles de vehículos en los pasos fronterizos de Texas. El 22 de noviembre de 2019 el CBP anunció la expansión de esa tecnología a carriles peatonales adicionales en los puertos de entrada de Texas, incluido el Paso del Norte, ubicado en El Paso.
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Protecciones constitucionales
La ACLU ha denunciado desde que el comienzo del programa que la herramienta ha obligado a algunos ciudadanos estadounidenses a someterse al sistema biométrico de reconocimiento facial.
También ha advertido que se trata de una tecnología invasiva ye insiste en que “ninguna persona debería ser sometida a un escaneo biométrico tan invasivo como el reconocimiento facial que utiliza el DHS”.
La Unión también recuerda las protecciones constitucionales que rigen para todas las personas que se encuentran en el territorio estadounidense.
Una de ellas, la IV Enmienda, dice: El derecho de los habitantes a la seguridad en sus personas, domicilios, papeles y efectos, contra incautaciones y cateos arbitrarios, será inviolable, y no se expedirán al efecto las órdenes correspondientes a menos que exista una causa probable, corroborada mediante juramento o declaración solemne, y cuyo contenido describirá con particularidad el lugar a ser registrado y las personas o cosas que serán objeto de detención o embargo.
Por su parte la V Enmienda dice que “ninguna persona será detenida para que responda por un delito punible con la pena de muerte, u otro delito infame, sin un auto de denuncia o acusación formulado por un Gran Jurado, salvo en los casos que se presenten en las fuerzas terrestres o navales, o en la Milicia, cuando estas estén en servicio activo en tiempo de Guerra o de peligro público; tampoco podrá someterse a una persona dos veces, por el mismo delito, al peligro de perder la vida o sufrir daños corporales; tampoco podrá obligársele a testificar contra sí mismo en una causa penal, ni se le privará de la vida, la libertad, o la propiedad sin el debido proceso judicial; tampoco podrá enajenarse la propiedad privada para darle usos públicos sin una compensación justa”.
Finalmente la VI Enmienda de la Constitución señala que “en toda causa criminal, el acusado gozará del derecho a un juicio público y expedito por un jurado imparcial del Estado y distrito en que el delito se haya cometido; distrito que deberá haber sido determinado previamente por la ley; así como a que se le haga saber la naturaleza y causa de la acusación; a que se le confronte con los testigos que depongan en su contra, a que se obligue a comparecer a los testigos que le favorezcan y a contar con la ayuda de un abogado que lo defienda”.
Los grupos de derechos civiles insisten en que el programa de reconocimiento facial se trata de una invasión por parte del gobierno a la privacidad de las personas que viola la Constitución.
ACLU reaformó que “el uso de vigilancia facial en aeropuertos, puertos marítimos y la frontera terrestre coloca a Estados Unidos en un camino extraordinariamente peligroso hacia la normalización de esta vigilancia y plantea profundas preocupaciones sobre las libertades civiles”.
“El gobierno debe retractarse de su peligrosa regla propuesta, y la Administración Biden debe frenar el deslizamiento de este país hacia una distopía antiinmigrante”, concluye.