Exclusiva: La periodista que llegó al corazón de las FARC
A Olga Cecilia Vega le causaba terror la idea de que los inofensivos corazoncitos en alto relieve de las tarjetas navideñas que debía llevar a los secuestrados en la selva colombiana, ocultasen dispositivos de la CIA para localizar a tres contratistas norteamericanos que las FARC mantenían en cautiverio.
Así que antes de salir con la correspondencia, la reportera arrancaba las figuras de las tarjetas y las trituraba a golpe de martillo.
“Era mi vida la que estaba de por medio’’, afirmó en una entrevista con Univision Investiga. “Yo era una mediadora pero yo estaba escondiendo mi vida donde yo no sabía si a mí me iban a secuestrar los paramilitares o la misma guerrilla’’.
Olga Cecilia rompió otros corazones en las FARC. En un libro autobiográfico en forma de novela que lanzará esta semana en Colombia, la periodista colombiana revela por primera vez un romance de adolescencia con un jefe guerrillero con quien tuvo un hijo. Se trata de Iván Ríos, a quien conoció cuando él era un joven de izquierda que canturreaba canciones de rock.
Hace 32 años la dejó embarazada de un niño a quien nunca le interesó conocer, según ella. Ríos se unió a la guerrilla y llegó a ser miembro del secretariado de las FARC. A medida que se intensificaba el conflicto, Ríos se convirtió en un combatiente sanguinario y despiadado a quien el Ejército de Colombia le atribuyó el ajusticiamiento de más de 200 supuestos infiltrados en las filas rebeldes.
Después de varios años, en medio de la cobertura periodística del proceso de paz del gobierno de Colombia que fracasó en 2002, Olga Cecilia lo volvió a ver en la zona de despeje implantada por el presidente Andrés Pastrana para los diáologos.
“Iván no era la cara de hombre bueno que siempre se conoció. Iván tenía sus actitudes que eran demasiado fuertes, demasiado sanguinario, quien mandara ajusticiar a alguien es una actitud sanguinaria. Su muerte fue espeluznante’’.
Ríos, cuyo verdadero nombre era Manuel Jesús Muñoz Ortiz, fue asesinado en 2008 por su jefe de seguridad Pedro Pablo Montoya para cobrar una recompensa de millones de dólares que ofrecían los gobiernos de Colombia y de Estados Unidos. Como prueba de que tenía en su poder al comandante guerrillero, Montoya se presentó ante las autoridades con la mano que le había cercenado a su jefe.
Olga Cecilia sostiene que le contó a su hijo que su padre era el guerrillero muerto.
“Mi hijo lloró cuando se enteró quién era su padre, hasta el día de hoy no sé si fue por ilusión o por tristeza’’, recuerda.
“Lo único que le heredó fue su cobija que lo acompañó durante tantos años y una nota escrita por su puño y letra’’.
Reyes enamorado
Olga Cecilia cuenta también los secretos de su extraña y provechosa relación con Raúl Reyes, el gran jefe de la organización guerrillera que primero la secuestró, sospechando que era una infiltrada del gobierno estadounidense y luego se embelesó con ella.
“Llegué a pensar que Raúl estaba enamorado de mí’’, recuerda. “Él era demasiado especial conmigo, inventaba cualquier cosa para que yo fuera a sus campamentos. Mi caleta (vivienda guerrillera) la mandaba a hacer al lado de la caleta de él […] Era un hombre que estaba realmente muy obsesionado conmigo’’.
La novela “Pluma bajo fuego’’ revela además los detalles de los contactos de la periodista con agentes del FBI y la CIA que buscaban pruebas de supervivencia de los contratistas estadounidenses Thomas Howes, Keith Stansell y Marc Gonsalves, secuestrados por las FARC en febrero de 2003. Los agentes querían usarla para eliminar a Reyes, explicó ella.
Olga Cecilia mostró a Univision Investiga correspondencia que no llegó en su formato original a los contratistas sino en fotocopias a causa de la obsesión de Reyes de que los servicios de inteligencia de Estados Unidos colaran en los paquetes un chip de localización.
“En mi poder aún tengo las tarjetas, las revistas que espero algún día podérselas entregar en la mano y decirles que yo fui la mediadora en silencio que quise ayudarles y que ayudé para que ustedes estuvieran hoy libres’’.
Problemas fronterizos
La periodista cubrió el conflicto armado en Colombia a principios de este siglo para la cadena de televisión RCN. Entre sus colegas siempre fue motivo de intrigas y especulaciones que se quedara con las grandes primicias de orden público. Los sorprendió que hubiera logrado una entrevista con Reyes en octubre de 2005, después de tres años de que el comandante no había dado ninguna señal de vida a la prensa.
“Yo aproveché esa amabilidad que tenía Raul Reyes para mis exclusivas periodísticas. Yo aproveché su calidez para conmigo’’, dijo “porque él mismo me entregaba noticias, porque él mismo me abrió las puertas de las FARC para yo poder ingresar a los campamentos y poder obtener información de primera mano. Poder saber en qué estado se encontraban los secuestrados’’.
Olga Cecilia dice que está dispuesta a asumir el duro desafío de responder ante un país polarizado alrededor de los acuerdos de paz con las FARC, si mantuvo intactas las fronteras que deben separar al periodista del criminal. O si las traspasó al trabajar con el FBI y la CIA en busca de la liberación de los secuestrados norteamericanos. O si claudicó al reconocer que lloró mucho el día que Reyes fue abatido.
“No lo niego, lloré bastante. Coincidía con mi cumpleaños…A mí me duele la muerte, me dolió la muerte de Raúl Reyes como me ha dolido la muerte de cientos de soldados, de cientos de campesinos’’.
“Mi hermano me traicionó’’
Olga Cecilia, de 51 años, es hermana de Baruch Vega, un fotógrafo colombiano de modelos que se ingenió un sistema de entrega voluntaria de narcotraficantes a cambio de gruesas sumas de dinero para él y su equipo de intermediación. Baruch trabajaba con fiscales federales y agentes del FBI, la DEA y la CIA de Estados Unidos. El FBI lo arrestó en 2000. Fue acusado de obstrucción a la justicia y lavado de dinero por su papel en la intermediación con los narcotraficantes.
Ante la posibilidad de que el gobierno federal quedara expuesto a explicar en un eventual juicio el papel de sus funcionarios en los cuestionados acuerdos, la fiscalía de Miami desistió de los cargos. Vega fue solo condenado por evasión de impuestos. Hoy vive en California donde se dedica a recuperar el tiempo perdido junto a dos hijas, actrices de Hollywood.
Baruch también es blanco de la novela de su hermana. La periodista lo acusa de haberla señalado como una guerrillera ante los agentes del FBI y la CIA con quien ella trabajaba.
Según su recuento, los agentes llamaron a Baruch sin advertirle que ella estaba presente y en el altavoz de un teléfono escuchó cuando dijo que ella era una subversiva.
“Baruch dice, según Olga Cecilia, ‘¿Cómo les va con la señora, sí ha podido aportarles información? ella sabe mucho’. Yo escuché esas palabras y sabía que mi hermano me estaba entregando, me había entregado al gobierno americano como siempre me lo habían asegurado’’.
Baruch negó rotundamente la acusación.
“Fue lo contrario, dijo, yo les dije a ellos que ella estaba colaborando con Estados Unidos’’.
Tanto el gobierno de Colombia como el de Estados Unidos sospechan que Olga Cecilia fue un enlace de las FARC, una guerrilla convertida en movimiento político tras la firma de un acuerdo de paz con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos.
“Mi trabajo era netamente periodístico’’, aseguro Olga Cecilia. “Mi trabajo era de mediadora y por mi causa, no iba a entregar a nadie y eso siempre lo he dejado en claro’’.