Durante los últimos minutos del primer tiempo, Gignac tuvo la pelota a modo y con media tijera intentó meter el gol disparando en los linderos del área.
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El portero de Atlético San Luis estuvo atento y se lanzó por la pelota que le rebotó violenta, pero rodó por el césped para atajar el disparo que dejó el balón sobre la línea y no entró para mancillar su arco, dejando el marcador en cero.
Entonces Gignac levantó el brazo, señaló al portero y le sonrió. Fue a buscarlo y le dio un abrazo en reconocimiento a la gran atajada que logró ante el francés de Tigres.